• Economía Un líder que lo hace todo acaba frenando a su propio equipo

      

    10/12/2025 | 21:19   |   Redacción 

    Un líder que lo hace todo acaba frenando a su propio equipo

    Las claves para evitar el efecto teléfono rojo y fomentar estructuras capaces de funcionar sin depender del fundador.


    Por Redacción | RADIO LAS PALMAS

    La última entrega de la sección «Preguntas del oyente» de Hacedores del Cambio dejó una reflexión central sobre la manera de liderar un negocio. Carlos Jiménez explicó que muchos emprendedores se convierten sin darse cuenta en un “teléfono rojo” permanente y recordó que un proyecto que solo avanza cuando su fundador está presente evidencia una gestión débil. El espacio ofreció claves para crear equipos autónomos, delegar con criterio y evitar que la sobrecarga acabe frenando el crecimiento del propio negocio.


    El papel del líder

    Carlos Jiménez insistió en que un emprendedor debe asumir un rol estratégico. Lo explicó con claridad al afirmar que «si el día que un líder no va a su empresa el negocio no funciona, lo está haciendo terriblemente mal». Según detalló, un exceso de presencia operativa convierte al responsable en un punto de bloqueo y alimenta la creencia equivocada de que la eficacia depende solo de una persona. Esta dinámica, habitual en pequeños negocios, genera tensión, fatiga y un desgaste innecesario en quienes emprenden.

    Para evitar el efecto teléfono rojo, Jiménez destacó la importancia de formar adecuadamente al equipo. Añadió que «todas las personas se equivocan» y que aceptar esos fallos iniciales es parte del desarrollo profesional de cada miembro. Delegar implica trabajar desde la confianza, permitir que cada persona asuma responsabilidades reales y abandonar la necesidad de controlarlo todo. Con el tiempo, esa autonomía reduce la carga del líder y refuerza la capacidad operativa del grupo.

    El experto explicó que el objetivo final es que la ejecución recaiga en el equipo mientras la dirección mantiene la visión estratégica. Comparó esta situación con un equipo deportivo: si un entrenador no puede asistir a un partido, los jugadores deben saber salir a la cancha y jugar. La calidad del juego podrá variar, pero la estructura debe sostenerse sola.

    Estabilidad del negocio

    La conversación también alertó sobre los riesgos de construir empresas donde la toma de decisiones, la atención de urgencias o la resolución de problemas pasan siempre por la misma persona. Este modelo, apuntó, reduce la capacidad de crecimiento y deja al negocio vulnerable ante cualquier imprevisto. La solución pasa por distribuir funciones, crear procedimientos claros y permitir que cada integrante tenga margen para actuar.

    Jiménez recordó que la sostenibilidad depende de procesos sólidos, no de heroicidades diarias. «No podemos sentir orgullo porque nos llamen a cualquier hora; eso no es eficiencia, es un síntoma de que algo no está bien estructurado», señaló. El reto está en construir organizaciones que continúen funcionando incluso cuando la figura principal no está disponible.


    La madurez empresarial

    El espacio concluyó con una invitación a repensar el liderazgo desde una perspectiva más humana y efectiva. Delegar, formar y confiar se plantean como herramientas indispensables para que los emprendedores dejen de ser ejecutores permanentes y se conviertan en guías estratégicos. La sección vuelve a poner el foco en que la evolución de un negocio no depende solo de la idea inicial, sino de la capacidad de construir equipos preparados para sostenerla en el tiempo.

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