Vecinos denuncian suciedad, ausencia de servicios básicos y pérdida de confianza en las instituciones.
Por Redacción | RADIO LAS PALMAS
En la tertulia La otra cara de los barrios, Matías Dávila y otros referentes vecinales advirtieron que la apatía ciudadana crece mientras los problemas cotidianos se acumulan sin solución.
La falta de limpieza, el deterioro de plazas, la ausencia de marquesinas y el aumento de plagas forman parte del día a día en muchos barrios de Las Palmas de Gran Canaria. Vecinos y líderes sociales advierten que esta situación está generando descontento y desconfianza hacia las instituciones. Así lo expusieron en el programa La Otra Mañana, en la sección dedicada a los barrios, dirigida por Asunción Benítez y con la participación del referente social Matías Dávila, junto a los colaboradores Clodobaldo González y Guillermo Robaina.
Los participantes de la tertulia La Otra Cara de los Barrios —Guillermo Robaina, Matías Dávila y Clodobaldo González — durante su intervención en La Otra Mañana. En el marco destacado, la moderadora y directora del espacio, Asunción Benítez.
Problemas cotidianos que no se atienden
“Pedimos lo básico: limpieza, poda y seguridad”, reclamó Matías Dávila, presidente de la Confederación de Asociaciones Vecinales. Según explicó, los árboles de la Plaza María Auxiliadora en el Barranquillo Don Zoilo llevan dos años esperando ser podados, pese a las promesas del Ayuntamiento.
La ausencia de marquesinas en varias paradas de guaguas también genera malestar entre los vecinos. “Personas que esperan a las cinco de la mañana para ir a trabajar lo hacen bajo la lluvia o el sol, sin refugio alguno”, lamentó el líder vecinal.
A ello se suma la proliferación de cucarachas y ratas. “Hay ventanas que no se pueden abrir porque entran insectos, y hemos visto ratas que alcanzan las viviendas”, añadió.
Para Dávila, estos problemas reflejan una gestión que prioriza grandes proyectos mientras descuida lo esencial: “Los barrios no necesitan promesas, necesitan soluciones concretas”.
Pérdida de confianza en la política municipal
Los participantes coincidieron en señalar la falta de eficacia de los mecanismos de participación. “Las juntas de distrito son una copia exacta de los plenos: mucha palabrería y poca acción”, afirmó Clodobaldo González.
Guillermo Robaina, por su parte, puso el acento en la creciente apatía ciudadana: “La gente ya no cree en la participación porque no se siente respetada ni escuchada”. Recordó que muchos vecinos dejan de acudir a los plenos o reuniones porque perciben que sus problemas nunca pasan de la lista de promesas.
Dávila fue más allá al criticar la distancia actual entre vecinos e instituciones: “Antes entrábamos al Ayuntamiento y podíamos hablar con un concejal. Ahora hay que pedir cita previa y superar filtros. El contacto humano se ha perdido”.
Matías Dávila lamentó que incluso cuando las asociaciones consiguen reunirse con responsables municipales, los compromisos se quedan en el aire. “Nos dicen que sí, pero al final no se hace nada. La confianza está rota”, concluyó.
Llamamiento a la resistencia vecinal
Lejos de la resignación, la tertulia cerró con un llamamiento a recuperar el espíritu combativo de los barrios. “Las asociaciones de vecinos siempre hemos sido los inspectores de la ciudad. Si nos callamos, perdemos todos”, advirtió Dávila.
El representante recordó la tradición solidaria que marcó a generaciones pasadas: vecinos que se organizaban para levantar techos, compartir alimentos o plantar árboles en plazas comunes. “Lo que somos hoy se debe al esfuerzo de nuestros padres y abuelos. No podemos dejar que se pierda por la desidia o el negocio”, señaló.
Para los tertulianos, el desafío es doble: mejorar la calidad de vida en los barrios y recuperar la confianza ciudadana en la política. “Necesitamos más urbanidad y menos urbanismo de despacho”, resumió Robaina, apelando a una gestión cercana y transparente.
Un instante de intensa reflexión durante “La otra cara de los barrios” sobre los retos que enfrentan los barrios de Las Palmas de Gran Canaria.
La tertulia dejó claro el mensaje: los problemas de limpieza, poda y servicios básicos no son menores, son la base de la dignidad de los barrios. Mientras las instituciones miran hacia grandes proyectos, los vecinos reclaman atención a lo cotidiano y exigen volver a ser escuchados. “Sin lucha no se consigue nada”, concluyó Dávila, reafirmando que la voz vecinal sigue siendo imprescindible para el futuro de Las Palmas de Gran Canaria.
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