• Cultura Wendy Ruiz se abre en canal sobre su oficio y sus miedos

      

    15/12/2025 | 11:28   |   Redacción 

    Wendy Ruiz se abre en canal sobre su oficio y sus miedos

    «Ganó la música y no me equivoqué»


    Por Redacción | RADIO LAS PALMAS

    La actriz y cantante Wendy Ruiz fue la invitada de José Luis Trenzado en el programa La Ruta de la Seda de Radio Las Palmas, donde realizó un recorrido detallado por su trayectoria profesional, desde sus primeros pasos en Fuerteventura hasta su consolidación en el teatro musical, el audiovisual y los grandes escenarios. En la entrevista, la artista reflexionó sobre la formación, la dureza del oficio y el valor de las experiencias vividas, además de avanzar que trabaja en su primer proyecto musical en solitario, un punto de inflexión en su carrera.


    Vocación temprana

    ¿Qué queda hoy de aquella Wendy que soñaba con ser veterinaria?

    Queda mucho más de lo que parece. El amor por los animales sigue siendo una parte esencial de mi vida y de mi forma de estar en el mundo. Aquella Wendy pequeña no desapareció, solo encontró otra manera de expresarse. La música fue ganando terreno poco a poco hasta imponerse, pero sin borrar esa sensibilidad previa. No fue una renuncia traumática, fue una elección natural. Ganó la música y lo hizo con sentido.

    ¿Cuándo se despierta la música como algo serio en tu vida?

    Desde muy pequeña, casi sin darme cuenta. En mi familia se cantaba mucho y eso se te queda grabado. Volver a Fuerteventura con trece años y empezar a participar en musicales y galas fue el detonante. Ahí salió todo lo que llevaba dentro. Ya no era solo cantar por gusto, era subirme a un escenario y sentir que ese era mi lugar.


    Primeras tablas

    ¿Qué te aportaron aquellos escenarios juveniles en Fuerteventura?

    Fueron una escuela brutal. Subirte sola a un escenario con catorce o quince años te da unas tablas que no se olvidan. Aprendes a gestionar nervios, a enfrentarte al público y a disfrutar del directo. Además, tenían un componente solidario muy bonito. Con el tiempo te das cuenta de que empezar así te da una base muy sólida.

    ¿Cómo recuerdas esa etapa formativa tan temprana?

    Con mucha felicidad y mucha entrega. Pasaba las tardes ensayando y apenas pisaba casa. Era un ambiente muy cercano, muy de comunidad, pero con una implicación enorme. No había presión, solo ganas de hacerlo bien y disfrutar. Eso te marca y te acompaña siempre.


    Formación constante

    ¿El talento es algo con lo que se nace o se construye con el tiempo?

    Creo que puede haber una base innata, pero sin formación no se sostiene nada. La voz hay que trabajarla y cuidarla. Yo siempre he tenido claro que quería aprender y mejorar. Por eso sigo formándome y escuchando a quienes saben más que yo. Nunca se deja de aprender y eso es fundamental si quieres dedicarte a esto de forma profesional.

    ¿Cómo defines hoy tu voz y en qué estilo te sientes más reconocible?

    Mi voz siempre ha generado debate, incluso entre mis profesores, pero yo me siento cómoda identificándome como mezzosoprano. Es una tesitura muy versátil y que encaja bien con el pop y con estilos más negros. Donde más cómoda me siento es en el rhythm and blues, el jazz y el blues, aunque los boleros también forman parte de mí. Ahí aparece la niña que escuchaba cantar a su familia y eso me conecta mucho con mis raíces.

    ¿Qué te ha dado el teatro musical como disciplina?

    Te lo exige todo. No solo cantar, también interpretar, moverte y sostener personajes complejos. Es muy completo y muy duro. Te obliga a crecer y a salir de tu zona de confort. Para mí ha sido clave para entender el oficio desde una perspectiva más amplia y profesional.


    Oficio y dureza

    Se idealiza mucho el trabajo en hoteles y eventos, ¿qué realidad hay detrás?

    Es un trabajo muy exigente. Cantar muchas horas, varios días seguidos, y hacerlo sola pasa factura. Muchas veces el público no presta atención porque está en otro ambiente y eso puede desgastar. No es tan glamur como parece desde fuera. Hay cansancio, horarios complicados y mucha resistencia vocal y mental.

    ¿Cómo se gestiona emocionalmente cantar cuando sientes que no te están escuchando?

    Al principio cuesta mucho y te afecta, porque tú estás dando todo y notas que no hay respuesta. Con el tiempo aprendes a relativizar y a entender el contexto. Aprendes a leer al público, a adaptar el repertorio y a no tomártelo como algo personal. Es parte del oficio y te hace más fuerte, aunque no sea fácil.

    ¿Qué aprendizajes te dejó esa etapa?

    Me dejó experiencia pura. Aprendí a cuidar la voz, a leer al público y a adaptar el repertorio. Te haces fuerte y desarrollas intuición. Fue dura, pero muy necesaria para llegar a otros escenarios con más seguridad.


    El musical Negras

    ¿Por qué Negras supone un antes y un después en tu carrera?

    Porque fue mi primer proyecto grande y mi primer contacto real con el teatro. Interpretaba seis personajes distintos y cantaba en directo. Fue muy exigente y hubo momentos de mucha inseguridad. Pensé que no iba a poder. Pero con trabajo y apoyo salió adelante y me transformó como artista.

    ¿Cómo recuerdas ese proceso a nivel emocional?

    Con mucha intensidad. Hubo ensayos muy duros y momentos de llanto antes del estreno. La gira también fue exigente, con viajes, cansancio y adaptación constante. Pero se creó un vínculo muy fuerte con el equipo y eso te sostiene incluso en los días complicados.

    ¿Qué papel tuvo Quique Pérez en ese proceso artístico y personal?

    Fue fundamental. Como productor sostuvo el proyecto con una energía increíble, pero a nivel personal fue un apoyo constante. Es una persona que te empuja, que cree en ti incluso cuando tú dudas. Tener a alguien así al lado marca la diferencia y te da fuerzas para seguir adelante.


    Nuevos escenarios

    ¿Qué significó cantar en el Gran Canaria Arena?

    Un vértigo enorme y una experiencia impresionante. Dije que sí casi sin pensarlo y luego fui consciente de dónde me metía. Al principio tiemblas, pero luego tiras para adelante. Ver el recinto lleno fue muy gratificante y un aprendizaje más que se suma a todo lo vivido.

    ¿Qué te aportó presentarte a los castings de Operación Triunfo?

    Libertad. Fui sin expectativas y eso cambió todo. Pasar fases fue un regalo, pero no entrar no fue un drama. Me dio alas para atreverme a hacer lo que realmente quería y entender que hay muchos caminos posibles dentro de la música.

    Participaste en el pódcast de 50 horas, ¿qué te dejó una experiencia tan extrema?

    Fue durísimo y maravilloso a la vez. El cansancio era extremo y apenas dormimos, pero se creó una conexión muy fuerte entre todos. Fue un reto de resistencia mental y física que nos unió muchísimo. Lo volvería a hacer sin dudarlo, porque de ahí salen aprendizajes muy potentes.


    Mirada futura

    Ahora trabajas en música propia, ¿qué representa este paso?

    Es un proyecto muy personal. Tenía esa necesidad desde hace tiempo y ahora me siento preparada. Las canciones hablan de mí y de lo que soy. La primera vez que escuché una lloré. Es un reto ambicioso, pero muy honesto y necesario para mí como artista y como persona.

    ¿Crees que hoy un artista necesita moverse en varios ámbitos para consolidarse?

    Sí, totalmente. Ya no existe solo el cantante o solo el actor. Hoy tienes que ser transversal, explorar distintos formatos y no tener miedo a probar. Todo suma y todo te construye. Esa diversidad te da herramientas y te hace más completa.


    Más personal

    ¿Una manía que no puedas evitar?
    No me gusta escucharme después de actuar. Canto y sigo adelante, pero no vuelvo a escucharme.

    ¿Con qué personaje famoso te irías a tomar algo?
    Con Freddie Mercury, sin dudarlo.

    ¿Tu canción imprescindible?
    Bohemian Rhapsody, de Queen.

    ¿Un libro que recomiendes siempre?
    'Hijo del eco', de Tavi García.

    ¿Una película que no te canses de ver?
    La saga de Harry Potter, sobre todo en Navidad.


    La conversación con Wendy Ruiz deja el retrato de una artista agradable, honesta, forjada en la experiencia y en la formación constante, que ha sabido convertir la duda y el esfuerzo en aprendizaje. Desde escenarios modestos hasta grandes recintos, su recorrido habla de oficio, resistencia y verdad artística. Con la mirada puesta en su primer proyecto musical propio, Wendy Ruiz abre una etapa decisiva que resume todo lo vivido y confirma que, cuando la música ganó la partida, la elección fue la correcta.

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