• Cultura Pepe Dámaso: «El arte no se jubila, se transforma»

      

    08/11/2025 | 11:03   |   Redacción 

    Pepe Dámaso: «El arte no se jubila, se transforma»

    El maestro canario repasa su vida, su compromiso con el arte y la cultura, y reflexiona sobre la identidad insular, la política y la trascendencia de la creación artística.


    Por Redacción | RADIO LAS PALMAS

    A sus 93 años, el artista canario Pepe Dámaso continúa siendo un símbolo de vitalidad, compromiso y sensibilidad. Su trayectoria pictórica, cinematográfica y literaria ha dejado una huella profunda en la cultura del Archipiélago. En una conversación en el programa El Rincón del Arte, dirigido por Rogelio García y Clodobaldo González en Radio Las Palmas, Dámaso abre su corazón para hablar del arte como forma de vida, de su vínculo con La Isleta, de su amistad con figuras como César Manrique o José Saramago, y de su firme defensa del patrimonio cultural de Canarias.


    Raíces y compromiso

    ¿Cómo se siente al ser reconocido como uno de los grandes artistas canarios, arraigado en el barrio de La Isleta?

    Me siento en mi casa. En la calle Tauro, en La Isleta, vivo rodeado de la gente del pueblo. A veces me ven como un hombre de alta sociedad, pero no es así. Mi vida ha sido un compromiso con el arte y con el ser humano. Desde mi homosexualidad hasta mi amistad con Manrique, todo lo que he hecho ha nacido del compromiso y de la lucha por la dignidad. Soy de La Isleta porque allí hay espíritu, fuerza y humanidad, y ese espíritu está en mi obra y en mi manera de vivir.

    Usted ha dicho que la creación artística requiere una vida casi sacerdotal. ¿Por qué lo compara con un sacerdocio?

    Porque el arte es una entrega total. No me he casado ni he tenido hijos, porque mi matrimonio ha sido con la creación. A los 93 años siento que el arte me mantiene vivo. Cura, equilibra, da sentido. En un mundo donde la verdad y la mentira se confunden, el arte nos devuelve humanidad. Es una forma de resistencia ante la banalidad y la pérdida de valores. Quien crea con honestidad se convierte, sin saberlo, en un servidor de la vida.


    El valor de la perseverancia

    ¿Cuándo descubrió que su camino era el arte?

    Desde niño. En Agaete ya sentía que mi destino estaba marcado. He sido un artista nato, bueno o malo, pero con una conciencia clara de mi vocación. La perseverancia ha sido mi bandera. A los jóvenes siempre les digo que sean constantes, que estudien, que se formen. El arte no es improvisación, es conocimiento y disciplina. Hasta los errores enseñan si uno los analiza. No hay que copiar, sino ser auténtico. Aunque te equivoques, si eres tú mismo, ya estás creando verdad.

    ¿Sigue trabajando con la misma pasión?

    Sí, sigo activo. Tengo proyectos en marcha en Tenerife y colaboraciones con jóvenes investigadores. Una doctora mexicana está haciendo su tesis sobre mi obra, y eso me llena de esperanza. Me gusta sentirme útil, seguir aportando, aunque sea desde la experiencia. No pienso en retirarme; el arte no se jubila. Se transforma.


    Arte y reconocimiento

    Se ha anunciado que Correos emitirá sellos con un boceto suyo del Belén de Arena. ¿Qué significa ese homenaje para usted?

    Una alegría inmensa. De niño ya me fascinaban las cartas y los sellos. Saber que mi dibujo viajará por el mundo me conmueve. El Belén de Arena es un símbolo de Las Palmas, aunque sea efímero. Por eso propuse que en Maspalomas se levantara un “Ángel de las Dunas”, una escultura permanente que rinda homenaje a esa arena que nos une al mar y a la luz. Pero falta sensibilidad política para proteger lo nuestro.

    En varias ocasiones ha criticado la gestión cultural en Canarias. ¿Qué le preocupa más?

    La falta de inteligencia y de amor por la cultura. Si el Museo Néstor lleva siete años cerrado, algo está fallando. Néstor fue el gran artista del siglo XX en Canarias, y mientras aquí su museo está abandonado, en Madrid le hacen homenajes en el Reina Sofía. Es una vergüenza. Hay que tener conciencia de lo que somos y cuidar a quienes nos dieron identidad. Manrique lo entendió, pero hoy muchos políticos no.


    Amistades y legado

    ¿Qué aprendió de César Manrique y de su visión sobre Canarias?

    Manrique fue un visionario. Defendió Lanzarote con pasión y lo pagó caro, pero tenía razón. Yo comparto esa idea de que el arte y la naturaleza son inseparables. En Las Canteras se ha construido demasiado cerca del mar, y lo lamentaremos. El arte no debe estar separado del territorio; somos hijos del paisaje.

    ¿Qué influencia tuvo José Saramago en su vida?

    Fue un hombre sabio y generoso. Cuando escribió sobre mi obra “El dedo de Dios”, muchos le criticaron por usar la palabra “Dios”. Me dijo una frase que nunca olvidaré: «Quizás yo sea más religioso que los que me critican». Saramago me ayudó a entender que la espiritualidad no depende de las etiquetas, sino del respeto al misterio de la vida.


    El arte que sana

    Durante su enfermedad pintó un mural en un hospital. ¿Qué le impulsó a hacerlo?

    Mientras recibía radioterapia pensé en los que miraban al techo sufriendo. Propuse pintar algo que les diera consuelo. Aquella obra se convirtió en una experiencia humana maravillosa. Luego muchos pacientes me paraban por la calle para decirme que mi pintura les había acompañado. Eso me demostró que el arte puede sanar. No solo el cuerpo, también el alma.

    ¿Cómo ve el futuro cultural de Canarias?

    Con esperanza, aunque con preocupación. Hay talento, pero falta apoyo. Necesitamos que las instituciones crean en los artistas, que los jóvenes tengan espacios para mostrar su obra y que el patrimonio se cuide. Yo sueño con que algún día se cree un museo en La Isleta que acoja mi trabajo, aunque sea modesto. El arte, por pequeño que parezca, siempre tiene poder.


    Humanismo y esperanza

    En su vida, el arte y la espiritualidad parecen inseparables. ¿Sigue creyendo en el ser humano?

    Sí. A pesar de todo, sigo creyendo. La bondad existe. El problema es que el mundo se ha vuelto duro y muchos se hacen malos por necesidad. Pero el arte y la fe, en lo que sea, son formas de mantener la esperanza. No tengo rencor. Quiero que seamos mejores, que amemos lo que somos. Y seguiré repitiendo hasta el final que desde Canarias se puede ser universal. Cuanto más canarios seamos, más universales seremos.


    La conversación con Pepe Dámaso deja la impresión de un hombre que ha hecho del arte un acto de amor y resistencia. Su voz, lúcida y vibrante, sigue defendiendo la identidad canaria como una forma de universalidad. Reivindica la memoria de Néstor y Manrique, exige respeto por el patrimonio y confía en que la cultura sobreviva a la banalidad. A sus 93 años, Dámaso conserva la luz del artista que cree, como en su propia frase, que «el arte cura y es sano», porque ilumina el alma de quien crea y de quien contempla.

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