• Sociedad «El agua no llega porque no existe»: el alcalde de Teror responde a la crisis hídrica

         

    09/07/2025 | 18:50   |   Redacción 

    «El agua no llega porque no existe»: el alcalde de Teror responde a la crisis hídrica

    Jose Agustín Arencibia explica en La Otra Mañana la gravedad del desabastecimiento en el municipio y las medidas urgentes para paliar una situación que califica como “de emergencia nunca antes vivida”.


    Por Redacción | RADIO LAS PALMAS

    Teror atraviesa una de las crisis hídricas más graves de su historia reciente. La falta de agua afecta a la mayoría de barrios del municipio y ha generado un profundo malestar vecinal. El alcalde, José Agustín Arencibia, responde a las quejas y detalla las causas, limitaciones y soluciones que se están gestionando desde el Ayuntamiento. La entrevista fue realizada por Dulce María Facundo en el programa La Otra Mañana, de Radio Las Palmas.


    ¿Cuál es la situación actual del suministro de agua en Teror?

    Nos enfrentamos a una emergencia real. Aunque se han realizado inversiones como el anillo hidráulico para distribuir el agua por todo el municipio, actualmente no hay agua suficiente para abastecer a la población. He contactado con todos nuestros proveedores habituales, como Valleseco o San Mateo, y todos coinciden en que tampoco tienen agua que vender. Este no es un problema de gestión, sino de escasez absoluta del recurso.

    ¿Se trata de un problema exclusivo de Teror?

    No. Es un problema comarcal. Municipios como Firgas, Valleseco o San Mateo están en la misma situación. Nos encontramos en una zona de medianía que no recibe agua desalada desde la costa ni puede depender ya de los acuíferos de la cumbre, que han sufrido un descenso alarmante. Estamos, literalmente, en tierra de nadie.

    ¿Qué medidas ha tomado el Ayuntamiento para paliar la falta de agua?

    Hemos establecido cortes nocturnos para que los depósitos puedan llenarse y así repartir el agua con cierta eficacia durante el día. La distribución se hace por barrios, priorizando a los que llevan más tiempo sin servicio. No es una solución ideal, pero es la única forma de minimizar el impacto en los hogares.

    ¿Existen alternativas a corto plazo?

    Estamos explorando varias. Una de ellas es bombear agua desde la zona de San José del Álamo, limítrofe con Las Palmas. También tenemos un sondeo en Los Granadillos que podría activarse si los análisis del agua lo permiten. A largo plazo, la solución definitiva es la llegada de agua desalada, un proyecto que ya estamos negociando con el Consejo Insular de Aguas, aunque requerirá tiempo.

    ¿Cuál es el consumo diario de agua en el municipio?

    En esta época del año necesitamos entre dos y tres millones de litros diarios. Esto es el doble del consumo habitual fuera del verano. Esa demanda es imposible de cubrir con cubas. La mayor que se puede transportar trae 12.000 litros, lo que significaría más de 250 cubas al día. Es completamente inviable.

    ¿Qué sucede con el suministro agrícola?

    Los agricultores se abastecen de otra red. Tenemos una depuradora con sistema terciario que permite enviar agua a una balsa específica para uso agrícola. Esa agua no es potable, pero sí válida para el campo. Afortunadamente, estamos en época de recogida, no de siembra, lo que reduce el impacto en el sector.

    Algunos vecinos se preguntan por qué hay agua para embotellar y no para las casas.

    El agua de Teror es gestionada por una empresa mercantil fuera de la red pública de abastecimiento. Incluso ellos han experimentado una disminución considerable en sus fuentes. Nadie está exento de esta situación. La merma de recursos es generalizada.

    ¿Y qué pasa con los pozos de la cumbre?

    Muchos de esos pozos pertenecen a comunidades de regantes que reparten el agua entre distintos municipios. Las reservas han bajado tanto que ya no pueden ofrecer más. Todos estamos intentando administrar lo poco que queda de la forma más eficiente posible.

    En medio de esta crisis, se han presentado las Fiestas del Agua. ¿No es contradictorio?

    Es cierto que resulta paradójico. Pero esta celebración tiene un origen religioso y tradicional: se le pedía a San Isidro que enviara la lluvia. Hoy ese simbolismo cobra más sentido que nunca. Necesitamos que llueva y que los depósitos naturales se recuperen.

    ¿Cómo está afectando esta crisis en lo personal?

    Mucho. Ni el concejal de aguas, Moisés Rodríguez, ni yo estamos descansando bien. Atendemos a medios, a vecinos, a reuniones institucionales. Todo el tiempo estamos intentando encontrar soluciones. No hay fórmulas mágicas, pero no nos estamos quedando de brazos cruzados.


    «La única solución real es que llegue el agua desalada»

    El alcalde de Teror insiste en que la situación no se debe a falta de planificación sino a una escasez real de recursos. La respuesta institucional ha sido activar soluciones inmediatas, aunque reconoce que la única vía sostenible pasa por llevar el agua desalada a los municipios de medianía. Mientras tanto, llama a la comprensión vecinal y a un uso responsable del agua.

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