• Política ALONSO QUESADA EN LA HORA DE LA PALABRA

    17/11/2025 | 11:30   |   Redacción 

    ALONSO QUESADA EN LA HORA DE LA PALABRA

    Un acercamiento actual a la vigencia literaria y humana del poeta grancanario.


    Por Antonio Morales Mëndez | PRESIDENTE DEL CABILDO DE GRAN CANARIA

    El legado de uno de los mayores escritores que ha dado nuestra isla nos ha convocado y nos ha proporcionado la ocasión de preguntarnos por el verdadero sentido de la palabra. Con motivo del centenario del fallecimiento de Alonso Quesada, el Cabildo se ha ataviado con los ropajes de la literatura. Fragmentos de sus textos y poemas, la proyección del audiovisual ‘Crónicas de la ciudad y de la noche’, una exposición en la cristalera de la sede del Gobierno de la isla y la iluminación nocturna de su torre racionalista con la imagen del escritor  -elementos que se mantendrán hasta el 18 de noviembre-  recordarán su figura y revestirán su fachada. Todo ello en el marco del programa conmemorativo que nos sirve para tornar la ausencia en una presencia cada vez mayor y necesaria. 

    La palabra… Una palabra puede ser una luz que nos ilumina, nos emociona o apela a nuestra conciencia. Con ella podemos alcanzar rincones de nuestro propio ser que quizás desconocíamos, igual que visitó la nieve lugares que desconocía al caer sobre la cumbre de Gran Canaria, como señaló Alonso Quesada en uno de sus poemas. 

    La promoción y creación cultural es una prioridad para nuestro gobierno insular porque proyecta lo mejor de las personas y afianza unas relaciones sociales democráticas y libres. La extraordinaria creación literaria de Alonso Quesada está en el lado luminoso, aquel que nos puede convertir en personas atentas a cuanto nos rodea y por lo tanto en seres y sociedades más sensibles y solidarias. Es justamente lo que necesitamos en estos tiempos en los que abundan aquellos que anhelan las horas oscuras, que crecen en el resentimiento y el enfrentamiento social. En su caso, despojan a las palabras de su verdad, las manipulan y, en último lugar, las usan como antorchas para convertir en cenizas nuestro modelo de convivencia. Ataca, en efecto, el edificio en el que ha tomado cuerpo la democracia. Y por eso es tan importante regresar a voces como las de Alonso. 

    Puede que el 4 de noviembre de 1925 se detuviera de pronto el aire en Santa Brígida. Y sabemos que aquella noche la luna mantuvo su curso menguante. Se apagaron el aliento y el latido de Quesada. Pero hoy comprobamos que en ese mismo instante comenzó a respirar la eternidad de su legado humano y literario. Dicha herencia nos sigue inspirando y es más necesaria que nunca. Rescatamos sus palabras, con convencimiento y orgullo, para alcanzar el futuro. Y por eso visten desde hoy las paredes de esta casa común de los grancanarios y grancanarias, donde defendemos el poder de la palabra sincera, la justicia social y los principios democráticos. Sí, con las palabras de Alonso nos enfrentamos a la mentira, a la crispación interesada y al odio que nos empujan hacia el fondo, con las palabras aladas de Alonso. 

    Él fue un ejemplo de superación, porque sorteó amarguras y dificultades para convertirse en uno de los grandes renovadores de las letras canarias. Era capaz de navegar con soltura por las aguas más profundas, remando entre los acontecimientos cotidianos, mostrándonos la verdad que sigue revelando su obra. Y lo hizo con un espíritu crítico que refleja conexión y preocupación por cuanto le rodeaba. Porque su poesía, que representa el simbolismo tardío, es íntima y reflexiva a la vez que crítica e irónica, y su prosa retrata una galería de personajes típicos del entorno canario donde le ha tocado vivir, al tiempo que su teatro es poema dramático donde la tragedia acecha silente a sus personajes.

    Los legados deben cuidarse y mantenerse. Es justo reseñar la labor desempeñada tiempo atrás por especialistas y personas del mundo del arte que supieron ver antes que nadie la riqueza de la herencia que dejaba Alonso. De ahí la presencia en el acto conmemorativo de los escritores Lázaro Santana y José Luis Correa o de la traductora Marie Claire Durant, además de contar con la actuación musical de Eduardo Perdomo con su adaptación de la obra del autor. Ese mismo 4 de noviembre, día de su adiós, anuncié la instauración en 2026 del Premio Nacional de Teatro que llevará su nombre. Nace con carácter bienal y para incentivar a creadores y creadoras de este género. 

    Este certamen supone también un ejercicio de responsabilidad institucional para estar a la altura de su trayectoria, igual que hicimos con el Premio Internacional de Novela Pérez Galdós o el Premio de Poesía Tomás Morales. Seguimos así profundizando en la huella que dejaron creadores titánicos, de paso gigante, y que, sin embargo, llaman sutilmente a la puerta de nuestras conciencias. 

    Sus palabras, a las que vuelvo, igual que las de Pino Ojeda, o las de Josefina de la Torre, nos recuerdan la importancia del pensamiento y la cultura. Por eso su promoción es parte transversal de la acción del Gobierno de la isla. El Centenario de Alonso Quesada ha transparentado además el compromiso y la capacidad del Cabildo como promotor de la cultura. La programación es fruto de una gran obra coral y forma parte de una cadena de tiempo que tiene su primer eslabón en la custodia de su archivo en la Biblioteca Insular de Gran Canaria. 

    Ha cristalizado de manera diáfana en la acción de los servicios y espacios vinculados a la Consejería de Cultura. Entre la heterogénea oferta desarrollada destacan la publicación de varios libros sobre su obra -incluyendo material inédito-, así como la reedición de algunos títulos del poeta modernista (abarcando la versión en francés e inglés de uno de sus libros más significados, ‘El lino de los sueños’), la puesta en escena de cinco montajes distintos, así como un sinfín de propuestas entre las que han figurado varias exposiciones documentales, ciclos de conferencias, conciertos, una ruta literaria por la arquitectura modernista del barrio de Triana, proyecciones audiovisuales o un taller de rap y creación poética, entre otras iniciativas que demuestran la fertilidad cultural de la isla y, a la vez, que Alonso es un semillero inagotable.  

    Por todo ello, quiero agradecer a la consejera y a este gran equipo profesional la entrega para hacer posible un programa del Centenario de Alonso Quesada que nadie olvidará. Mantenemos, en definitiva, su llama, el calor de la palabra que remueve y reconforta a un mismo tiempo. Prestamos oídos al rumor del mar, esa remota voz humana, como escribió en ‘La Umbría’. Y apagamos las llamas de la falsedad y el olvido. 

    Elevándose sobre las crestas del tiempo, vemos el humo de los ejemplares de ‘El Lino de los Sueños’ que ardieron en el invierno de la Guerra Civil como recurso angustioso de familias desahuciadas. Incluso ardiendo, las palabras de Quesada sirvieron para mantener la vida. Es algo propio de Alonso, que dejó que un rayo luminoso encendiera su agitado universo para proclamar que su alma tendía sobre el mar dorado un rayo de esperanza. 

    Alonso Quesada sigue dialogando con el presente. Al caer cada noche desde el pasado 4 de noviembre y hasta este martes, su rostro y su mirada pura, que parece atravesar un siglo para clavarse en la nuestra, iluminarán la parte más alta de este edificio, el lugar que le corresponde. Lo hará justamente sobre el reloj. La imagen pervivirá en nuestra memoria. Y así ha de ser. Porque hoy y siempre es la hora de la palabra. Y el siglo de Alonso. 

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